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miércoles, 19 de diciembre de 2018

25 NIÑOS EN MEDIO DE LA NADA



Dayiro es un niño de tres años que a su corta edad aprendió a desprenderse de su mamá durante tres semanas y verla solo siete días al mes.
Igual que él, 24 niños entre 2 y 13 años del caserío de Huaytapalca, un pequeño poblado que pertenece al anexo de Tolconi del distrito Chachas, en la provincia de Castilla, en época escolar (de marzo a diciembre) se albergan en un excolegio con la misión de acudir a su plantel que se ubica a escasos metros del lugar donde duermen.
En Huaytapalca hay menos de 12 casas hechas a base de adobe, pero solo viven dos a tres familias. Durante el invierno (De mayo a agosto) las temperaturas descienden hasta 12 grados bajo cero, generando que los rostros, manos y pies de los niños estén rajados.
Este caserío se ubica a 4 mil 600 metros sobre el nivel del mar.
En el colegio número 40620 estudian los 25 niños, 9 en el nivel inicial y 16 en primaria. Este año, cuatro escolares mujeres terminan primaria. Una de ellas es María, de 12 años, que nos cuenta que tal vez se vaya a Majes, Caylloma, a terminar la secundaria.
 “Tengo familiares ahí, pero aún no estoy segura”, dice. Otra opción es estudiar en el colegio de Tolconi, ubicado a media hora en carro y a pie son tres horas. Este colegio fue creado hace 29 años.

MENOS 12 GRADOS
La profesora del nivel inicial, Jakeline Álvarez Lipa, fue contratada por el Ministerio de Educación (Minedu) en marzo de este año para enseñar a estos menores. Antes también enseñaba en otros colegios ubicados en las zonas más alejadas de la ciudad de Arequipa.
Cuenta que está esperando que llegue el 21 de diciembre (fin de año escolar), porque la temporada de lluvias ya está por empezar. “Las lluvias aquí son torrenciales, los pobladores me contaron que hace un año un rayo mató a un poblador”, precisó. Además de lluvia, también cae nieve y granizos. Y en mayo, junio y julio la nevada puede llegar a crecer hasta 60 centímetros, impidiendo que algún vehículo o moto transite por estas zonas.
Álvarez Lipa junto a Ítalo Gonzales, profesor del nivel primario, y la directora, Juana Huisacayna Pumayanqui, durante las tres semanas, no solo enseñan a los alumnos las lecciones que están en el Currículo Nacional, sino también los cuidan como sus padres, ya que están con ellos las 24 horas del día. En el albergue donde duermen los menores hay dos ambientes, uno para niñas y otro para los niños. Mientras que cada profesor debe alquilar un pequeño cuarto y pagar entre 30 a 40 soles al mes.
El docente Ítalo Gonzales dice que este año regresó al colegio a enseñar después de 12 años. "Mis niños me necesitan, además es tranquilo, a pesar de todas las necesidades que tenemos".
Gonzales explicó que ahora regresó como profesor nombrado.

NECESIDADES 
Maritza de 6 años nos cuenta que no conoce cómo es un televisor. "No conozco otros lugares que no sea el colegio o la estancia donde vive mi mamá", dice.
Estos menores tienen que soportar el frío pero sobre todo la indiferencia de las autoridades.
Aquí no hay una posta médica, y cuando se enferman los padres tienen que curarlos con yerbas medicinales.
"Gracias a Dios hasta ahora ningún niño se enfermó de gravedad (...) no sabríamos cómo salir de aquí", indica la profesora Jakeline.
El presidente de la Apafa, Macario Calachua, pidió a las autoridades renovar las camas donde duermen sus menores hijos porque ya están desgastadas. Incluso algunas se rompieron y tienen que dormir entre dos.
Las necesidades son muchas y dependerá de las nuevas autoridades mejorarlas.

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