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lunes, 14 de diciembre de 2009

NAVIDAD 2009 EN TAPAY

PAPA NOEL ADELANTÓ LA NAVIDAD EN TAPAY


¿Hasta qué edad creemos en Papa Noel? Cuando somos niños, quisiéramos que ese viejecito nos responda las cartas o adivine nuestros deseos para tener ese regalo anhelado.
A qué edad nos damos cuenta de que Papa Noel no existe, que es una fantasía, porque es sólo alguien que se disfraza. “¡Se pone una máscara no má!”, dice el pequeño Fas Riveros de 8 años.
Incluso, Naybe Ala de 6 años, también sabe que Papa Noel es ficción. “Uno de ustedes se va a disfrazar, ¿crees que no se?”, me increpa, y sólo atino a responder que Papa Noel si existe y vendrá mañana.
Danitza Riveros oye a su hermano Fas y no quiere creerle, tiene 5 años y parece que sólo le importa que alguien llegará y le traerá regalos. ¿Y tú crees que Papa Noel existe? Le pregunto. Y me contesta con una mirada de niña ilusionada e inocente.
Todavía es sábado (12 de diciembre), es de noche, y algunos niños nos encuentran en una de las oficinas del municipio de Tapay y nos gritan que uno de nosotros se disfrazará de Papa Noel.
Nos miramos, y en realidad, sólo tenemos tres opciones, o Rómulo, o Paúl o yo. Bromeamos con que el disfraz alquilado será para Paúl y todos reímos. Se terminó de forrar todos los regalos y ponerles nombres y es hora de descansar, porque mañana debemos recibir a Papa Noel.
Amanece, un agradable desayuno ofrecido por Rosmery Rodríguez, la esposa del alcalde Isidro Llanquecha que nos alojó en su casa, y ya estamos en el colegio. Clara Palomino, responsable del área de educación de YACHA, aplica un taller sobre el amor y el significado de la navidad, motiva a los niños con un audio que trata de una familia que olvidó que la abuelita todavía vive y que la ignoran por completo.
Los niños escuchan atentos y luego, se alborotan haciendo un recuerdo de navidad con platos descartables y piezas de corrospun de colores y algodón, que luego regalarán a sus propios abuelitos.
Algunos niños llegaron tarde, pero pronto se acoplan al grupo, la profesora Clara concluye el taller y está todo listo para completar la fiesta de la navidad.
Los pequeños siguen diciendo que Papa Noel no existe, pero eso ya no importa, se distraen arreglando el árbol de navidad que pusimos en el centro de la única y principal plaza del pueblo, y por el megáfono público los provoco diciendo que Papa Noel estaba llegando pero se cansó, y ya no vendrá.
Ya no importa si es alguien disfrazado o no, en ese momento no importa quien, los niños motivados por el equipo de YACHA empiezan a gritar llamando a Papa Noel. El profesor Paúl Condori les explica que efectivamente uno de nosotros se disfrazará, pero que realmente representa a Papa Noel, y los niños gritan más fuerte.
Puedo verlos desde el municipio, cuyas ventanas dan a esa pequeña placita, el cielo despejado no frena los rayos candentes del sol, y empiezo a ponerme ese disfraz alquilado, sabiendo que cuando use la máscara tendré muchas dificultades para ver.


Naybe, Fas y Cinthya, niños del poblado de Tapay, recibieron una chocolatada, juguetes y panetones de parte de la Asociación Yachasunchis Pukllasunchis.



Rómulo Leanderas, presidente de la Asociación Yachasunchis Pukllasunchis, conversando con los niños del significado de la Navidad, antes de empezar un taller sobre la natividad de Jesús.

Los niños aprenden hacer adornos para la Navidad, y son guiados por Rocío Huillca, Christian García y Clara Colque.


Los pequeños, preparan una linda tarjetas que serán entregados a sus abuelitos.


¡Listo! Terminaron de hacer la tarjeta que es un “Papá Noel” y un Árbol de Navidad, ahora hay que salir a la Plaza para jugar.



En forma ordenada y jugando al trencito llegan hasta la Plaza de Tapay.


De pronto, aparece Papa Noel, desde un costado de la plaza. Algunos niños, los que creen y los que no creen en este viejecito cano, corren hasta él, los primeros para ayudarlo a llegar porque trae un gran saco rojo, y los segundos, para ver quien es el que se disfrazó.
No veo las gradas, mi visión está limitada pero puedo percibir que algunos niños quieren ver mi cara, quieren reconocerme, me miran, se miran entre ellos; mientras que los más pequeños me abrazan y me ayudan, siento que corren alrededor mío y algunos incluso, quieren meter la mano a mi saco rojo repleto de paquetes.
Llego, por fin, al centro de la placita, me acomodo la “panza” que improvisé porque muy gordo no estoy, e intento hacer bromas, no lo logro, no tengo ese carisma, pero los niños me miran atentos.
Minutos antes, ayudé a esos pequeños a hacer sus recuerdos de navidad con pegamento UHU y terminé con la mano izquierda manchada con residuos de ese producto transparente, y Renzo, al ver mi mano, grita como campeón, “¡es el Christian, es el Christian, ya sabía!, y ante sus gritos, los que no creen en Papa Noel, se acercan a mí, para confirmar el descubrimiento.
Mientras que los niños que creen en Papa Noel, no quieren escuchar a Renzo ni a los otros, me miran y se agarran las manos, se tapan la cara del sol, se impacientan, y esperan el reparto de regalos.
Los regalos tienen nombres, empezamos a llamar uno a uno, se acercan, y todos, los crédulos y los incrédulos, abrazan a Papa Noel, reciben sus paquetes dobles, los abren, y la mayoría ya empieza a jugar.
En ese momento, también disfrutaban su chocolatada con biscocho, y mientras tomaban ese refrigerio ofrecido, miraban sus juguetes y se miraban entre ellos, comían y jugaban, con los camioncitos, las ollitas, o los juguetes educativos que donó a YACHA la señora Marita Letts desde Lima.
Ya pasó el mediodía y apuramos el ritmo porque debemos iniciar el retorno a Arequipa, y empezamos a abrir las cajas de panteones para iniciar la distribución. Un panetón para cada uno. Ellos ya saben que deben llevarlo a sus casas, es algo que ellos ganaron porque participaron en las actividades de YACHA.
Y se lo merecen, el panetón, los juguetes y todo lo que podemos ofrecerles, se esforzaron mucho en los talleres educativos y jugaron todo lo que pudieron en las clínicas deportivas programadas. Simplemente, aprendieron jugando.
(Christian García)

Tras explicarles sobre la Navidad, así como cantar algunos villancicos los pequeños comienzan adornar el arbolito. Cada bolita que colocaban era un deseo que pedían los niños en forma secreta.




Los pequeños quedaron maravillados de cómo ellos habían decorado el arbolito



Naybe, a voz tendida, llamando a Papá Noel…



Y llegó Papá Noel, bajando las gradas junto a unos niños para llegar al centro de la Plaza



El simpático viejito preguntando a los niños si se han portado bien.



Los pequeños hacen entrega de las tarjetas que hicieron a sus abuelitas.



Nieta y abuela, más unidas que nunca por el espirito navideño que llegó a Tapay.



La ahora más esperada por los niños, el de abrazar a Papá Noel y recibir sus regalos



Los niños de Tapay, por segundo año consecutivo pueden disfrutar de la compañía de Papá Noel por la Navidad.



La pequeña Danitza, con sus regalos



Estos pequeños no esperaron a terminar sus chocolates y se pusieron a jugar con el rompecabezas que se les regalo.



Cada niña y niño de Tapay, recibió un panetón para que lo puedan compartir con su familia en Navidad.




En rinconcito de la Plaza, donde había sombra, buen lugar para ver de que se trata los regalos.

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